El problema de las emociones en las apuestas

Una de las cosas que más peligro representa para las personas que apuestan son las emociones. Las strong emotions son una de las cosas de las cuales más deben cuidarse los apostadores, después de todo, las emociones son una de las principales cosas por las cuales las persona llegan a perder dinero.

Los juegos de azar y las emociones

Nos guste o no, los juegos de azar y las emociones están relacionados. No puedo contar cuántas veces he oído el término “cara de póquer” en un contexto empresarial. La idea es que las emociones y los negocios no funcionan bien juntos.

Permitir que las emociones influyan en cualquier cosa en la que se gane o se pierda dinero es un gran no, y esto también debería aplicarse a los juegos de azar. Después de todo, los principios básicos del juego son ganar o perder dinero, ¿no?

Sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo.

Muchos jugadores ocasionales acuden a los sitios de apuestas deportivas por motivos emocionales. Por ejemplo, si tu equipo ha llegado a la Super Bowl por primera vez en su vida, te sentirá impulsado por el deseo de verlos ganar. Apostar a lo grande a que tus jugadores favoritos ganen sus primeros anillos puede incluso hacerte sentir parte del éxito. Sin embargo, si pierden (y tú pierdes dinero en esa apuesta) la respuesta emocional a todo ello podría ser amarga.

A menudo se ven apuestas emocionales cuando se trata de torneos como la Copa Mundial de la FIFA de fútbol o la Copa Mundial de Rugby. Es decir, torneos internacionales. Al fin y al cabo, ¿qué despierta más el orgullo nacional que jugar contra rivales acérrimos de países vecinos?

Los peligros del juego emocional

En pocas palabras, todas las respuestas emocionales mencionadas anteriormente son un obstáculo a la hora de hacer apuestas o tomar las mesas de un casino.

Sí, es natural sentirse orgulloso de ganar, al igual que es normal tener miedo a perder. Sin embargo, si no puede controlar estas emociones, se te irán de las manos. Si se te escapan de las manos y no las mantienes con una correa corta, te controlarán a ti.

Al igual que los negocios, el juego inteligente depende de tu capacidad para controlar la situación. Como no puedes controlar lo que hace el boxeador en una pelea o las cartas que se reparten en una partida de póquer, debes tener en cuenta lo que puedes controlar.

Por un lado, controlar tu bankroll es absolutamente crucial para limitar las grandes pérdidas y evitar hábitos peligrosos.

Sólo debes jugar con el dinero que puedas permitirte perder. Una vez más, quien actúa por impulso, está cediendo a sus emociones. El miedo a perder ese dinero, el orgullo herido por haber perdido la apuesta y la ansiedad de intentar explicar a tu pareja por qué ha perdido en primer lugar pueden llevar a este tipo de comportamiento.

El juego emocional es peligroso por muchas razones. El juego, por naturaleza, puede ser desastroso si no se trata con el respeto que merece.

Comprender tu “personalidad de jugador”

La personalidad de un jugador puede invocar respuestas emocionales particulares en determinadas situaciones.

Por ejemplo, un tipo de personalidad podría ser propenso a tomar riesgos adicionales en escenarios favorables – como después de una gran victoria – mientras que otro podría ir “all-in” cuando se siente bajo presión.

La clave para convertirse en un jugador más inteligente y limitar los errores impulsados por las emociones es comprender mejor cuándo es probable que actúe emocionalmente.

La competitividad entre los jugadores

Según un estudio realizado en Gran Bretaña, los deportistas tienen tres veces más probabilidades de ser jugadores problemáticos. Los deportistas son, por naturaleza, competitivos. Dicho esto, no sólo los deportistas sienten la necesidad de competir.

Entra en casi cualquier casino un viernes o un sábado por la noche y mira a su alrededor. En las mesas, los amigos compiten entre sí en la mesa de blackjack.

Por otro lado, dos jugadores de tragaperras sentados uno al lado del otro compiten por obtener grandes ganancias. A pesar de no conocerse, el jugador al que le va peor que al otro reaccionará con amargura o decepción -normalmente sin mostrar signos manifiestos de ello- cuando el otro consiga una bonificación.


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